martes, diciembre 18, 2007

Abuelo en Trinidad

"Abuelo en Trinidad". Oigres Khalîl. S. XX

Hace ya varios días que oigo hablar de las tan celebradas cenas navideñas, comentarios de todo tipo: “estoy hasta las narices de la Navidad y no ha empezado todavía”, “qué ilusión siento siempre por estas fechas...”, “lo único bueno que tiene la Navidad es que nos juntamos toda la familia”... “son las únicas fechas en las que veo a mis abuelos”...

La verdad es que en mi casa la Navidad apenas se celebra, solo se hace una cena un poco más especial de lo normal, algún regalito que otro, pero no hay muchas diferencias con cualquier otro día.

Últimamente sí es cierto que he tenido algún que otro problemilla en la cena de Nochebuena. El día 24 de Diciembre es el cumpleaños de una chica que es un auténtico encanto, y solemos irnos de jarana desde el mediodía. ¿Qué significa esto?

Quiere decir que llego a casa a eso de las ocho de la tarde, para ayudar a preparar los aperitivos y los canapés... la mayoría de las veces en un estado casi catatónico, se me hace imposible untar el paté en el panecillo, acción que parece fácil pero que con el pedal que uno lleva encima no se da cuenta de que hay más paté en la muñeca que en el pan, e incluso ha habido días en los que los langostinos se mueven, y me hablan, y me dicen cosas... y nadie más los oye!!! Que uno en un momento lúcido de reflexión siempre dice: “joder, pa mí que me sobró la última copa”, es evidente que los diez vinos y las cuatro copas de antes no tienen nada que ver. La calle Navas es lo que tiene, empiezas erguido cual Homo Erectus por la plaza del Carmen y acabas a cuatro patas cual Neandertal por San Matías... La auténtica involución humana.

Respecto a lo de no juntarnos muchas personas en la cena pues tiene dos lecturas: por una parte el ambiente es más distendido, estamos los de siempre, no tenemos que andar con formalismos o risas fáciles, el jaleo que se organiza es mucho menor... pero por otra te da un poco de pena, me gustaría que estuviera presente más gente, me hubiera encantado cenar alguna vez con mis abuelos, que apenas los llegué a conocer... Uno de ellos murió antes de que yo naciera, y con los otros tres apenas tuve trato, por motivos de distancia fundamentalmente.

Pues este cuadro va por ellos. Apenas los llegué a conocer pero me hubiera encantado saber mucho más de sus vidas, de sus experiencias, de lo que pensaban antes y de lo que pensarían ahora... Por lo visto tenían todos un fuerte carácter, me quedo con lo que pensaban antes porque ahora se cagarían en ZP, en Rajoy, en el botellón y en la madre que los parió a todos.

Gracias nuevamente Oigres Khalîl, viejo amigo, por la sensibilidad y destreza que desprendes en cada pincelada. Sin duda Veermer te hizo la púa... él se llevó toda la fama, pero siempre te pertenecerá la gallardía y el honor del deber cumplido y el trabajo bien hecho. El otro era un triste artesano que vendió mil cuadros, tú eres un ARTISTA (que los venderás).


"Se van llevando la memoria, queda en la historia una mancha, un borrón.

Mientras el resto sufre amnesia, un viejo recuerda una canción,

de aquella lejana batalla donde pudo morir, en una guerra no ganada,

a veces me pregunta por ti.

Se cree aún en la trinchera, otra bandera, de otro color,

solemne en su viento ondea, sobre la cima y en su salón.

A veces habla con fantasmas de cuyo nombre se olvidó.

Vencidos, nunca regresaron de su exilio interior.

Ni un momento, ni un recuerdo, para los que perdieron, los que construyeron

la tumba, el mausoleo, de la miseria, del carnicero.

¿Cómo esperas ganar sin ellos las batallas que anteriormente perdieron?

Si han de callar, que callen aquellos, los que firmaron pactos de silencio.

Tratan de convencerle, abuelo, las explosiones han terminado.

Pero cuando sale a la calle, Madrid parece bombardeado.

Y lee escritos en los muros, gritos contra los que luchó,

y personajes de rostro oscuro que le inculcaron el terror.

Y un día, sin darnos cuenta, el viejo, con sus historias, se consumió.

Y en la memoria de su nieto sólo una huella, un leve borrón,

de aquella lejana batalla, donde pudo morir, en una guerra no ganada

donde luchó por ti.

Donde luchó por ti"

(I. Serrano)



miércoles, diciembre 05, 2007

Los Picapedreros


"Los Picapedreros". Gustave Courbet. S. XIX

Con esta obra, Courbet inaugura la temática socialista en la pintura. El lienzo surgió cuando el pintor contempló la dureza del trabajo de estos dos hombres, transmitiendo con su pintura una fuerte carga social. Las figuras ocultan sus rostros, concentrándose en su labor; visten ropas raídas, apreciándose claramente los parches de los pantalones o los agujeros en las camisas.

Courbet quiere democratizar el arte, analizar la sociedad para corregirla ya que el pintor tiene una misión que cumplir. Los dos picapedreros se recortan sobre la oscura loma que hay tras ellos, apreciándose referencias a la naturaleza. Las piedras, la cacerola del fondo, los útiles de trabajo toman un papel protagonista en la composición, recogiendo el pintor con el mayor realismo posible lo que observan sus ojos.

¿Os acordáis cuando Zapatero hablaba el otro día de Solbes? Alabando el trabajo que había realizado en los últimos años como Ministro de Economía, decía que contaba con él para el próximo gobierno, porque entre otras cosas, “ha nacido para esto”.

Pues de esta manera tan absurda me hice esta reflexión: ¿Y para qué he nacido yo? Es decir, ¿qué tengo de especial o para qué he estudiado y trabajado durante este tiempo, cuál es mi meta, para qué estoy aquí, cuáles son mis objetivos?

Supongo que será un poco el rollo ese trascendental de quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos... pero el caso es que uno mira a su alrededor....

Berto nació para ser biólogo, Sergio para ser pintor, Lupita para enseñar su gran pasión que es el arte, Álvaro que sobre todo es un artista con los animales, Isra y su domótica, Milín y su comprensión con la gente, María que será la mejor directora de hotel, Reichel la mejor restauradora, Bego que disfruta cada minuto que está en un laboratorio, Jorge y Guille que se encargan de inculcar valores y formación y encima gratis, Car y sus rapaces, Julia que le falta tiempo para atender a todas las familias que le piden su ayuda... y así seguiría con un montón de gente que conozco. Sin duda cada uno habéis nacido para eso.

Dicen que tenemos dos niveles en los que podemos progresar y desarrollarnos: uno vertical, en el que vamos ascendiendo de puesto, categoría, sueldo, actitudes y aptitudes... y otro horizontal: el abanico o espectro en el que se nos brinda todo un conjunto de opciones y posibilidades...

La revuelta estudiantil de Francia de estos días... ¿no querrá decir que ya se han dado cuenta de que no todo el mundo tiene la posibilidad de desarrollarse en esos dos niveles? ¿Es posible que nos demos cuenta de que estamos tan limitados por uno y por otro lado, de que nos han marcado un camino que debemos de seguir y a ser posible calladitos y sin hacer mucho ruido?

Pues parece que algunos se salieron del camino... Será que hay mil caminos distintos, el tema está en escoger el que más nos conviene, y si no existe buscarlo.


"Se ve que hemos nacido para oírnos y vernos,
para medirnos (cuánto saltamos, cuánto ganamos, ganamos, etcétera),
para ignorarnos (sonriendo), para mentirnos, para el acuerdo,
para la indiferencia o para comer juntos.
Pero que no nos muestre nadie la tierra, adquirimos olvido,
olvido hacia los sueños de aire,
y nos quedó sólo un regusto de sangre y polvo en la lengua:
nos tragamos el recuerdo entre vino y cerveza, lejos,
lejos de aquello, lejos de aquello,
de la madre, de la tierra,
de la vida."
(Pablo Neruda)

Ariadna y Dioniso


"Ariadna y Dioniso". Louis Le Nain. S. XVII

Louis Le Nain es conocido por sus escenas de campesinos en sus labores cotidianas y por sus obras de contenido mitológico. El tono de su pintura es muy cercano al de Velázquez, salvando por supuesto las distancias. En 1648 fue uno de los miembros fundadores de la Academia francesa, junto a sus dos hermanos Mathieu y Antoine. Este cuadro se halla en el Musee des Beaux-Arts de Orleáns, ciudad muy ligada a Juana de Arco (S. XV).

La princesa Ariadna tuvo una desgraciada aventura sentimental con Teseo. Gracias a ella el joven consiguió escapar del laberinto. Le prometió casamiento a la doncella y la indujo a partir con él, pero al llegar a Naxos, cambió de parecer y allí mientras estaba dormida, la abandonó.

Al despertar de su sueño, buscó Ariadna al amado entre las rocas y a lo largo de las playas. Sólo el eco respondía a sus llamados. Por fin, Ariadna rompió a llorar desesperadamente.

Afrodita que desde el Olimpo vio su desconsuelo, se compadeció del infortunio de la princesa y partió para Naxos. Enjugó sus lágrimas tiernamente y le prometió un esposo inmortal. Ya sabía la bella diosa que Dionisio se dirigía hacia esas playas, y estaba dispuesta a que se enamorara de Ariadna.

En efecto, tan pronto como el dios desembarcó en su isla predilecta, vio a Ariadna y se enamoró de ella. Entre las primeras palabras que dijo, expresó el deseo de desposarla. Y la joven consintió, feliz al ver cumplida la promesa de Afrodita. Como regalo de bodas recibió de su divino marido una corona de oro incrustada de piedras preciosas, tan envidiable por su belleza como por su valor.

Sin embargo, el matrimonio con un dios no le concedió la inmortalidad. Y un día Ariadna, envejecida y cansada partió para el reino de las sombras. Entonces Dionisio, inconsolable, tomo su corona de oro y la arrojó hacía el cielo. A medida que la joya ganaba altura, las piedras se tornaban más y más brillantes, hasta que se trasformaron en estrellas. Fijada para siempre en lo alto del firmamento bajo la forma de una centelleante constelación, la corona de Ariadna testimoniaría para siempre, ante mortales e inmortales, el inmenso amor de Dionisio hacia la hermosa princesa cretense.

Continúa con tu extraordinario trabajo Juana de Arco en tu periplo por tierras gabachas. Dentro de unos años habrá que hablarle de usted pues será toda una eminencia. Suerte