jueves, junio 07, 2007

Saturno devorando a sus hijos


"Saturno devorando a sus hijos". Francisco de Goya. S. XIX

Una de las Pinturas Negras más desgarradoras y trágicas de la Quinta del Sordo, en una sala que haría las funciones de comedor o salón.

Goya ha elegido el momento en que el dios del tiempo desgarra el cuerpo de su hijo para que ninguno pudiera destronarle. Pero Júpiter escapó al rito antropófago de su padre y consiguió acabar con su tiranía. Un espacio totalmente oscuro rodea la figura del dios, en la que destaca su deformidad y su rostro monstruoso.

Magnífica representación de como el tiempo lo devora todo, una de las obsesiones del pintor. Muchos autores coinciden en plantear que la avanzada edad de Goya motivaría una decoración en la que primaba la melancolía y la tristeza por el tiempo pasado, aunque también se hagan referencias al presente. Incluso se ha llegado a ver en esta escena una imagen de Fernando VII devorando a su pueblo.

“La Llorona”

Cuenta la leyenda que en el S. XVIII llegó una preciosa mujer a San Luis. Al parecer venía del Real de Charcas, y sus padres habían querido educarla en la mejor Escuela del lugar.

Era de muy buenos modales, de singular belleza y formada educación, y pronto fue cortejada por muchos galanes, de tal manera que pronto contrajo matrimonio con el hijo de un próspero minero. Sin embargo seguía siendo cortejada por hombres que no dejaban de admirar su belleza, y así un día cedió a las propuestas de un apuesto galán.

Cuando el esposo se enteró quiso vengar la afrenta y con ese propósito llegó a su casa en el momento en el que se encontraban juntos los amantes, pero ella en un momento decisivo mató a su esposo y al amante deshaciéndose de los dos. Huyendo de la justicia llegó a San Luis donde se dedicó a la vida galante.

Poco tiempo después le nacieron dos bellos gemelitos, que ella cuidó con esmero hasta la edad de un año, tiempo en que se dio cuenta que mucho le estorbaban y en más de una ocasión pensó en deshacerse de los pequeños.

Por fin un día en que el calor era sofocante, se fue a bañar a Los Charcos de Santana llevando consigo a los dos niños; una vez dentro del agua los soltó, llevándoselos la corriente, inmediatamente se arrepintió y quiso salvarlos pero ya no le fue posible y ella misma estuvo a punto de ahogarse; gritaba y gritaba pidiendo que le salvarana a sus pequeños, pero sólo pudieron salvarla a ella, a quien sin sentido se la llevaron al hospital.

Cuando volvió en sí pedía a gritos, desesperada, como loca, que le devolvieran a sus hijos; por fin, ya restablecida, se pasó el resto de sus años buscando en Los Charcos de Santana, en las corrientes, en el río de Santiago a donde desembocan todas las corrientes de San Luis, siempre buscando a sus hijos, culpándose de haberlos ahogado.

Al parecer, al pasar junto al río o a la laguna, se siguen escuchando los gritos desesperados de la bella mujer, el llanto sin consuelo de la Llorona:

¡¡¡Ayyyyyyyy mis hijoooooooos!!!

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Opino que saber el sentimiento,pensamiento,sentir y vivir del pintor en el momento de pintar un cuadro,casi me interesa mas que la pintura en si.
pero entre lo que me cuenta Carax y lo que me transmite la pintura,entiendo que efectivamente el tiempo lo DEBORA todo,todo..................todo?NO y aunque todo tenga un plazo de vida por lo menos lo que abarca nuestra memoria,hay cosas(pienso)que nos superan-son las cosas TRASCENDENTALES-y aunque no soy creyente(que no me escuchen las monjas del colegio de mis hijos)entiendo que Dios nos trasciende.
¿creia Goya en Dios?
PEKE

27 septiembre, 2007  

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